
A DOS AÑOS DE MI DESPIDO
Año 2009, viernes 27 de febrero. Un llamado desde el Área de Personal. Allí me espera un escribano con mi notificación de despido, sin causa justificada y sin preaviso. Me siento, azorada, confundida. Lágrimas de dolor y bronca. Decisión impensada, injusta y mentirosa. Con mi compañero, en igual situación que yo, subimos a buscar a los responsables, necesitamos una explicación de quienes habían tomado la decisión. Pero se escabullen como ratas. Nos ven llegar y huyen sin poder mirarnos a los ojos. Radicales y peronistas, no importa. Se igualan para no enfrentarnos. Consejeros, síndicos, cooperativistas, todos se escabullen como ratas.
Año 2011, domingo 27 de febrero. Miro hacia atrás y recuerdo cada instante, en imágenes y sensaciones:
Policías construyendo un muro en la entrada para impedirnos el ingreso.
Policías adentro del edificio.
Traición.
Compañerismo.
Vecinos y amigos que nos apoyan. Innumerables adhesiones de instituciones y organizaciones.
Traslado de compañeros a otras áreas de trabajo.
Manifestaciones.
Asambleas.
El CISPREN de pie, sindicato cuya fortaleza radica en una sola palabra que derriba al adversario de manera escandalosa: convicción.
Veinte días después de aquellos despidos, luego de asquerosas propuestas y negociaciones, reincorporaron a uno de mis compañeros y a mí. Uno quedó en el camino. Otro, en actual proceso judicial.
Me despidieron. Sin embargo, me fortalecieron. Me hicieron saber hasta donde soy capaz de luchar por aquello que quiero y estoy convencida. Conocí el abismo entre la dignidad y la asquerosidad. La honestidad y la corrupción. La valentía y la cobardía exacerbada. Experimenté la lucha organizada como única respuesta a la injusticia y la impunidad.
Todavía hay censura. Todavía hay injusticias. Ya casi no hay radio, porque a los únicos dos compañeros que la sostenían heroicamente, los dejaron sin voz. Gana el interés político por sobre el derecho a la información. Desinterés sobre el medio de comunicación de mayor cobertura regional y con veinte años de historia. Contradicciones cotidianas, que no vale la pena destacar ahora, hacen que sea necesario volver a decir: LA LUCHA CONTINÚA, PORQUE LA ÚNICA LUCHA QUE SE PIERDE, ES LA QUE SE ABANDONA.
“Ya no queda solamente la opción de resistir. Es necesario avanzar más y exigir que la democracia se cumpla en el rol de un estado que debe garantizar equidad, justicia, educación, salud y por sobre todas las cosas libertad”…Magíster María Paulinelli (Escuela de Ciencias de la Información- UNC) Fragmento extraído del mensaje de repudio por nuestros despidos, febrero 2009.